La Práctica Deliberada Aplicada al Aprendizaje de la Batería: El Camino a la Maestría

Artículo: La Práctica Deliberada Aplicada a la Batería

Vas a descifrar un poder que te puede llevar muy largo, si le pones empeño: La práctica deliberada, aplicada a la práctica de la batería.

Es algo que puedes aplicar, aunque estés aprendiendo por tu cuenta, pero se vuelve más poderoso si lo haces con un curso de batería y/o estás con un profesor que te guíe.

Se habla mucho de las 10 mil horas de práctica para alcanzar la maestría en algo. Sin embargo, no se menciona que esas 10 000 horas no deben consistir en repetir y repetir, sin esfuerzo, una y otra vez la misma canción que ya te sabes.

Se trata de descomponer lo que quieres aprender o corregir un error, y practicarlo hasta dominarlo. Escoger algo, una parte pequeña y retadora y perfeccionarla. 💎

💡 Luego, no te quedes ahí, en la comodidad, sigue avanzando. Que te siga costando.

Practicar, sí. Pero practicar bien.

Porque pasarse horas frente a la batería no significa, necesariamente, avanzar. A veces, lo que acumulás no son habilidades, sino vicios. Lo que de verdad transforma a un baterista —de esos que hacen que te tiemblen los huesos al escucharlos— no es la cantidad de tiempo que le dedican al instrumento, sino la calidad brutalmente enfocada con la que lo hacen.

👉 Imagina: un escultor frente al bloque de mármol. No lo golpea como quien aporrea una puerta. Se queda quieto, observa, respira. Trabaja una esquina mínima. Ajusta el ángulo. Corrige. Le duele la espalda, pero sigue. Cada golpe tiene sentido. Cada chispa que salta lo acerca a lo que todavía no se ve. 🗿🔨

El poder de la Práctica Deliberada

Así se practica la batería, cuando se hace en serio. Con la intención de mejoría constante.

No se trata de tocar por inercia, como quien pone el piloto automático. Se trata de diseñar tus sesiones como un arquitecto planea un puente: sabiendo qué quieres construir.

Puede ser afilar ese paradiddle que se te escapa, domar el doble pedal para que deje de parecer una estampida sin control o lograr que el beat metrónomo deje de huir de tus palmas como mosquito en la noche.

Eso es práctica deliberada: intención pura, medida, repetida, incómoda, siempre (si no es así, tienes que buscar incomodarte), pero infalible. Y lo más bello (y brutal) de este enfoque es que no tiene atajos. Se trata de trabajo, tiempo, decepciones y fuerza mental. Pero el resultado te sorprenderá cuando los demás te escuchen. 🔎

Funciona. Estableces una meta, la medís, vuelves a la falla, corriges ♻️. Como un laboratorio en miniatura donde el experimento eres tú. Y cuando miras atrás, ves que no solo mejoraste: te convertiste en otro músico.

No tienes que divagar y saltar de un ejercicio a otro. Lo practicas hasta que llegas a un punto (después veremos a más fondo este tema).

Este artículo no es solo teoría: es una invitación a meter las manos en el barro (o mejor dicho, una invitación a tomar las baquetas), a entender cómo aplicar esta metodología para exprimir cada minuto frente al practicador o kit.

Porque, no se trata de tocar mucho, sino de tocar mejor. Calidad sobre cantidad.

Explicación visual con el ejemplo de Los 3 Cerditos de lo que es la práctica deliberada.
Explicación de la Práctica Deliberada en el contexto de “Los 3 Cerditos”

¿Qué es la práctica deliberada en batería?

La práctica deliberada en la batería es el trabajo concentrado y con propósito fijo, ya sea en un ejercicio o una parte específica de una canción. Este enfoque se utiliza para aprender una nueva habilidad, corregir un error o superar una dificultad. Se trata de enfocarse en un punto clave. Ejemplo: En una canción prácticas la introducción y trabajas en ella hasta que te salga perfecta. No la ensayas toda de un solo tirón.

La práctica deliberada no es una cuestión de cantidad, sino de intención. No se trata de sentarse a tocar la batería por costumbre ni de acumular horas como quien colecciona monedas. Es algo más quirúrgico: identificar el punto débil, apuntarle con precisión y trabajar ahí, justo donde duele. Como hacer zoom en una foto para ver mejor un detalle.

Un baterista que repite lo mismo una y otra vez, sin un norte claro, puede pasar años patinando en el mismo lugar. En cambio, quien se sienta frente al kit con un propósito afilado, aunque sea por menos tiempo, avanza con pasos firmes. No más rápido, necesariamente, pero sí más lejos.

Practicar con conciencia es trazar un plan. Hoy es el paradiddle, mañana el doble pedal, pasado el pulso interno que se te escapa cuando te relajás. Y sí, va a incomodar. Pero ahí está la clave: en esa pequeña fricción donde las cosas no salen todavía, donde el cuerpo duda y el cerebro se activa, empieza el verdadero progreso.

Es, en esencia, dejar de tocar en piloto automático y empezar a entrenar con lupa en mano. Porque mejorar no es magia ni azar: es atención plena al detalle, una microbatalla por día ganada con intención. Pasito a pasito.

Los pilares que sostienen la práctica deliberada en batería son:

  1. Metas claras y medibles: en lugar de “quiero mejorar mi groove”, proponerse algo específico como: “Quiero tocar este patrón en semicorcheas a 70 bpm sin perder consistencia durante un minuto”.
  2. División en micro-habilidades: desarmar lo complejo en piezas manejables. Si un groove tiene bombo, caja y hi-hat complicados, primero se practica cada elemento por separado y luego se combinan.
  3. Feedback inmediato: usar metrónomo, grabaciones o la observación de un profesor para detectar errores invisibles al momento de tocar. Para así trabajar luego en nejorarlos.
  4. Salir de la zona cómoda: evitar repetir siempre lo que ya dominas. La mejora ocurre en ese terreno incómodo donde sentís que te cuesta.
  5. Progresión gradual: aumentar el tempo, la dificultad o la duración de los ejercicios solo cuando lo previo ya suena limpio y controlado. No tocar un ritmo a 200 bpm, si aún no te sale ni a 150 bpm.

👉 Imagina: Es como un escultor que trabaja en detalle: no intenta tallar toda la estatua de un golpe, sino que pule cada parte hasta que, poco a poco, la figura completa emerge del mármol. 🗿

En resumen, la práctica deliberada aplicada a la batería es un laboratorio personal de mejora, donde cada golpe tiene un propósito 🔍, cada repetición tiene un sentido y cada sesión te deja un paso más cerca de la maestría.

Explicación gráfica de lo que es la práctica deliberada: Figura 1: La imagen de muchas sesionesintencionadas que van construyendo un crecimiento lento pero constante.
Figura 2: Práctica sin intención que llegado un punto se vuelve rutinaria y no permite el crecimiento.
Práctica deliberada: Muchas sesiones con inteción que crean un crecimiento continuo y estable.

Respaldo científico de la práctica deliberada 🧪

La práctica deliberada no es algo que se inventó hace poco, en realidad es una rama que lleva mucho tiempo de aplicarse y de pasar muchos procesos de investigación científica, por lo que la documentación científica al respecto es bastante amplia.

El principal y más comprometido con este tema es el psicólogo Anders Ericsson, quien es autor de libro “Número Uno“, que es justo el libro que me inspiro a reaalizar este artículo.

Te voy a presentar algunos datos obtenidos de varios papers científicos en los que la investigación en psicología y música muestra que la práctica deliberada es el factor central en la adquisición de pericia:

  • Un meta-análisis de 13 estudios con 788 músicos encontró una correlación fuerte (rc = 0.61) entre la práctica deliberada y el nivel de logro musical. Muy cerca de 1 (la medida es -1 a 1) lo cual indica que entre más trabajo deliberado, mayor aumento de nivel.
  • El mayor investigador del tema, Anders Ericsson, y colegas destacan que no todas las horas de práctica valen igual: lo importante es la calidad, con metas específicas y feedback constante.
  • Estudios recientes recomiendan medir no solo la cantidad de práctica, sino la calidad: concentración, análisis, repetición y resolución de problemas son los indicadores reales de progreso.
  • Incluso se ha desarrollado un instrumento psicométrico (DPMI) que mide la calidad de la práctica en músicos, demostrando que quienes descomponen tareas, evitan la práctica “automática” y refinan constantemente, mejoran más rápido.

Mentalidad Fija vs Mentalidad de Crecimiento

Otro dato valioso, que, aunque no habla directamente sobre este tema, sí se puede asociar. Nos referimos al tema del libro Mindset de Carol Dweck (también recomendado) en el que se hace hincapié en aplicar la “mentalidad de crecimiento” (Siempre se puede mejorar) y no quedarse con la “Mentalidad fija” (las habilidades son inamovibles):

La práctica deliberada encaja de lleno con la mentalidad de crecimiento: acepta el error como una oportunidad que siempre busca correcciones y confía en que las habilidades se desarrollan con disciplina, concentración y esfuerzo. En cambio, la mentalidad fija choca con este método, porque teme equivocarse y no se anima nunca a mejorar lo que ya se sabe y se aferra a lo que ya domina.

Practicar deliberadamente en batería significa asumir que siempre podés mejorar, incluso en lo más básico, y que cada fallo es un escalón, un aprendizaje hacia la maestría.

Tener siempre la actitud de “Eterno aprendiz”.

Lo que NO es Práctica Deliberada

Para entenderla mejor, aclaremos que NO es Práctica Deliberada:

  • Práctica ingenua: tocar encima de las canciones sin un objetivo claro. Pones un tema musical y de primeras a últimas lo ensayas completo. No está mal, pero no es práctica deliberada. Si tienes muy buen oídio, quizás, no sea necesario, pero en la gran mayoría, hay detalles que se escapan en la ejecución.
  • Práctica con propósito (pero sin feedback): ver un tutorial y practicar hasta que “suene bien”. Sirve, pero se estanca. No se analiza y, si no se analiza, aplica la ley: Lo que no se mide, no se mejora.
  • Práctica de mantenimiento: repetir lo que ya dominas solo para no oxidarte. Está bien hacer práctica de ello, es necesario para refrescar, pero no debe de ser la base del ensayo.
  • Práctica sin foco: Saltar de un ejercicio a otro sin comprobar si se tiene dominado alguno. Irse por la luz brillante y dejar botado un ejercicio cuando se encuentra otro “más emocionante”.

Todas estas prácticas tienen valor, pero ninguna mejora de verdad tu técnica tan rápido como la práctica deliberada. Todas están en la “parte cómoda” y tienen un límite.

Ejemplo de “Qué NO es” y Qué SÍ es” Práctica Deliberada

Para que se haga más fácil entender, te vamos a mostrar un ejemplo real de cómo puede ser la práctica deliberada aplicada al ejercicio de aprender una canción, sacar un cover.

Desde luego, esto se pede aplicar de mil formas más y con más detalle, pero espero te ayude a que te quede claro.

Para ello, vamos a usar de ejemplo de cómo sacar “Rock and Roll, el tema musical de Led Zeppelin:

Qué NO es

Pones la canción desde el inicio, sin más, tocas a oída su particular introducción, solo tratas de hacerla parecida, un juego de hi-hat abierto con redoblante. No importa que no sea exacto, mientras calce el tiempo.

Luego la canción es simple, es el juego de hi-hat abierto, bombo simple y tarola muy fuerte. Paras en los varios silencios que incluye y vuelves a arrancar con algo parecido a la intro, solo que de un compás.

Al final, hay un pequeño solo de batería. Tocas algo que te salga similar, al azar y listo.

No la practicaste deliberadamente, y honestamente, no está mal, puede que te salga una versión personalizada que suene muy bien con tu estilo (hay casos que suena hasta mejor). Es una posibilidad y suele suceder. Sin embargo, la mayoría de veces, no será así.

Si quieres hacerla con tu estilo, primero conócela en detalle y luego ya exploras. “Para romper las reglas, primero hay que conocerlas y familiarizarse con ellas

Qué SÍ es

Rock and Roll se trata de una canción que tiene un ritmo simple que, sin embargo, tiene puntos clave que hacen que hoy por hoy sea una canción icónica y comentada por la mayoría de bateristas.

O sea, si no haces bien esos pequeños detalles, el matiz y groove de la canción se pueden ir al traste.

Para ello está la práctica deliberada. Estos pueden ser algunos pasos:

  • Escuchas analíticamente la canción unas 2 o 3 veces para comenzar a familiarizarte con ella.
  • Con un metrónomo, calculas la velocidad de la canción.
  • Si gustas, la practicas con “práctica ingenua” una o 2 veces. Para así determinar cuales pueden ser las partes más retadoras.
  • Haces una estructura de la canción. La divides por partes y señalas cuáles son esas secciones más retadoras.
    • En nuestro ejemplo de “Rock and Roll” esas partes pueden ser: La intro, la cual tiene su truco (abajo vas a ver un video), mantener la consistencia del ritmo con la misma potencia e intensidad de golpe en la tarola y apertura del hi-hat, practicar las paradas y la mini-intro que van después de estos, partes en las que acompaña la voz con contratiempos y solo del final.
  • Comienzas a analizar y a practicar cada una de las partes en detalle. Ejemplo: La intro, los escuchas, lo entiendes y lo sub-divides y comienzas a practicarlo. Primero a una velocidad inferior, luego vas subiendo hasta llegar los bpm que calculaste al inicio. Así con todas las partes.
  • Cuando tienes sacados en detalle cada una de las partes, trabajas en tocarlas con lo que está antes junto con lo que estás después. Revisando que si hay errores u omisiones.
  • Practicas la canción deliberadamente, si puedes, te grabas (en realidad esto lo puedes hacer en cada paso) y analizas en que fallas.
  • Cuando la canción está lista y las correcciones hechas, la practicas unas 3 a 5 veces. Siempre atento a cualquier fallo.
  • Luego, cuando la ensayas con la banda, apuntas en que fallas o tienes ciertas dudas y trabajas en ello.

Explicación de la Intro de “Rock and Roll”

Esta es una explicación de lo que puede ser un ejercicio de práctica deliberada en la batería, de cómo lo haría yo. Es solo un ejemplo aleatorio, personal, no tiene que ser el tuyo, aunque te puede servir como guía de hacerlo a tu estilo, y le aplicas la misma lógica a cualquier reto que vayas a tener.

Cómo aplicarla paso a paso en la batería

Ya te expliqué, con un ejemplo puntual, acá te muestro, unos pasos genéricos para que los puedas aplicar en lo que necesites y gustes:

  1. Define tu meta precisa.
  2. Desarma el problema hasta llegar a un ejercicio o error que sea muy pequeño.
  3. Usa feedback constante.
  4. Practica en bloques cortos.
  5. Registra y ajusta.

👉 Imagina: Es como un gamer atrapado en un nivel imposible: se enfoca en un solo salto, muere cien veces, aprende del error, ajusta su estrategia, y nunca pierde tiempo repitiendo los niveles fáciles que ya pasó. Esa frustración es lo que lo vuelve pro. 🎮🔥

Retos más comunes que resuelve el Trabajo Intencionado en la batería

Muchos bateristas se topan con problemas comunes en el camino del aprendizaje de la batería. Desde luego que puedes practicar esta técnica con lo que necesites y quieras. Pero acá verás algunos de los retos más comunes que puedes trabajar con práctica deliberada en la batería:

  • Falta de coordinación entre manos y pies: Al iniciar en la batería este es un error común y frustrante. Muchas veces por la misma frustración se practica sin objetivo y sin detallar y solo lleva a más impotencia. Con práctica deliberada, trabajo y paciencia; se va a tener un resultado positivo progresivamente.
  • Dificultad para mantener el tiempo con metrónomo: De los errores más comunes entre los bateristas, por algo es fuente de tantos memes. Si trabajas en ello desde las bases y poco a poco desde beats lentos, notarás que irás mejorando.
  • Rudimentos aburridos pero necesarios: Dominar los rudimentos te va a abrir muchas puertas. Estos, conforme avanzas, se vuelven más retadores. Si no los agarras con paciencia y un método, serán siempre un escollo. Con PD, los llevarás lento pero a paso firme.
  • Cansancio por mala técnica: Hay errores que puedes ver, otros no. Pero ya sea que los veas tú o te los descubra un profesor, para la corrección de errores, la PD es el remedio definitivo.
  • Errores de precisión en grooves o fills: Si prácticamos a la ligera, los grooves y fills tendrán muchos vicios que vamos a dejar pasar si no detallamos en ellos.
  • Aprenderse canciones a la perfección: Aprenderse canciones es uno de los retos más divertidos y a la vez con más trampas. No te confíes con lo que escuchas a simple oído. He escuchado bateristas cometiendo errores poco perceptibles en canciones “simples”, pero que, a la hora de la ejecución, esos errores arruinan toda la magia que hizo exitosa la obra. Si le haces “zoom” a esa canción, reparas y trabajas esos puntos, la canción sonará siempre bien.

Te recomiendo que busques y decidas tú cuáles son tus puntos débiles, errores y en lo que quieres mejorar, pero si te sirve, toma alguno de estos retos y ponlos en la lista de trabajo. Son retos básicos que, con práctica deliberada, te van a facilitar la vida en muchas temáticas a futuro.

Algunos ejemplos prácticos que puedes aplicar

A continuación algunos ejercicios de batería que puedes pulir con trabajo deliberado.

Como te mencionamos, los puedes aplicar a cuantos ejercicios quieras, necesites y se te ocurran, pero al menos con estos los puedes usar como tal o aplicar como inspiración para que se te ocurran los tuyos.

Aprender a tocar con doble pedal

  • Pies separados: negras a 40 bpm, 1 minuto sin fallar. 
  • Avanzar con otras figuras con el pie no dominante.
  • Tocar ritmos con el pie no dominante hasta de llegar a hacerlo tan bien o cerca de cómo lo hace el pie dominante.
  • Alternar R-L en corcheas, grabando diferencias de volumen.
  • Añadir manos con hi-hat en corcheas.
  • Subir 5 bpm al dominar 3 repeticiones limpias.
  • Aplicar en grooves y fills.

Corregir errores de precisión

  • Grábate con metrónomo.
  • Detecta dónde te adelantas o atrasas.
  • Practica ese patrón lento, con subdivisiones.
  • Reintegra al groove completo.
  • Varía el contexto: aplica en otra canción o estilo.

Dominar Ghost Notes en Funk

  • Meta clara: mantener ghost notes uniformes en semicorcheas dentro de un groove de funk, sin que el backbeat pierda fuerza.
  • Aislamiento: trabajar solo las notas fantasmas en caja a 50–60 bpm.
  • Integración: añadir bombo y hi-hat, manteniendo la caja suave excepto en el backbeat.
  • Feedback: grabarte y revisar si hay notas fantasmas demasiado fuertes o débiles.
  • Consolidación: aplicar el groove en canciones de funk o soul.

Control de dinámicas en el Hi-Hat

  • Meta clara: alternar entre hi-hat cerrado suave en corcheas y acentos fuertes en negras sin perder estabilidad.
  • Aislamiento: practicar solo el hi-hat, primero sin bombo ni caja.
  • Integración: añadir bombo y caja básicos, manteniendo el contraste dinámico.
  • Progresión: variar velocidades y añadir aperturas controladas del hi-hat.
  • Transferencia musical: usarlo en grooves de rock, funk o pop.

Adaptalos y aplicalos a tu estilo y nivel.

Contras de la Práctica Deliberada y su Contrapeso o Solución

Nada es perfecto; sin embargo, cada desventaja encuentra un contrapeso con el que se puede reducir, eliminar y hasta apalancarse de esa desventaja.

❌ No asegura ser “el mejor del mundo”, ya que, de ello, dependen muchos factores.
✅ Es cierto, aunque, sí es de las mejores opciones para subir de nivel. Garantiza mejora constante y progresiva en un área. No te haces el mejor del mundo pero sí mejora tu mejor versión.

❌ Favorece a quienes empiezan temprano.
✅ Desde luego, iniciar temprano es una ventaja. No puedes devolver el tiempo, lo que te queda es aplicar la mejor opción y el ejercicio deliberado funciona a cualquier edad, porque divide lo complejo en pasos simples.

❌ El talento natural y las ventajas físicas influyen.
✅ Pero con la práctica deliberada puedes desarrollar habilidades específicas con más precisión. Aplica lo mismo, no te haces mejor que nadie, te haces mejor tú a cada paso.

❌ Es muy exigente y puede cansar.
✅ Pero esa exigencia es lo que rompe los límites y dispara tu crecimiento. Nada bueno es fácil.

❌ Es difícil de medir en algunos campos.
✅ Es cierto, hay temas que son más difusos que otros, pero la atención consciente y el análisis constante sirven como brújula de progreso. En el largo plazo se notan las cualidades que mejoran. Entiendo que hay ejercicios que no se pueden medir; sin embargo, entre bambalinas, el cerebro está haciendo lo suyo.

❌ Consume mucho tiempo y energía.
✅ Pero es más eficiente: cada hora bien aplicada rinde el doble que en la práctica regular. “Mejor poquito, pero bendito”.

❌ No es para todos.
✅ Es cierto, hay que armarse de disciplina, foco, resiliencia y concentración, pero si lo logras, tienes una herramienta poderosa y aplicable a cualquier campo de tu vida.

❌ Depende de feedback constante.
✅ Pero con feedback adecuado, la mejora es exponencial. En cualquier escenario, el feedback es necesario y una herramienta increíble.

❌ Peligro de caer en el “Reduccionismo”
✅ Este tema es más amplio, por eso te lo detallamos a en la siguiente sección.

💡 El que está a continuación es importante. Clave para tener éxito:

Tener en cuenta que, por concentrarse en un solo objetivo por un tiempo, hay otros que se tienen que dejar atrás o en espera, entonces es clave elegir bien el objetivo de la práctica deliberada.

Define que eso en lo que vas a enfocarte es algo primordial o es una habilidad que va a impulsar a las demás.

Ejemplo: Aprender a pulir la precisión en los golpes, es una habilidad que va a potenciar todo lo demás y te va a hacer más efectivas las habilidades venideras.

👉 En resumen: La práctica deliberada no es mágica, ni perfecta, ni fácil, pero sí el método más sólido y probado para que puedas mejorar como baterista y en lo que sea.

El peligro de caer en el “Reduccionismo”

La práctica deliberada, esa técnica de pulir habilidades dividiéndolas en fragmentos manejables, tiene su encanto. Funciona, y vaya que funciona, como lo has visto. Pero como todo método llevado al extremo, también puede volverse su propio enemigo y llevar al fantasma del “Reduccionismo” 👻.

Por decirlo de cierta manera: No puedes pasar de lo particular a lo general.

Porque cuando convertimos el aprendizaje en una colección de piezas sueltas, corremos el riesgo de fabricar expertos de vitrina: impecables en condiciones ideales, torpes cuando el mundo, como suele hacerlo, se sale del guion. Son esos que dominan la tarola en el conservatorio, pero se pierden si alguien les pide improvisar en una jam session. No es posible ponerlas en práctica o unirlas “al todo”.

Es como cuanto tienes una buena idea y no encuentras palabras de mostrarla al mundo. 🤐

Peor aún: el avance puede volverse una ilusión. El practicante mejora en ejercicios perfectamente diseñados, pero cuando llega el momento de actuar en la vida real, la habilidad se deshace como un castillo de arena al primer viento. Brillan en el laboratorio, pero se apagan en el campo.

Clásico ejemplo: Te aprendes un fill a la perfección, y tocarlo solo te sale genial. Pero cuando se está tocando dentro de la canción, ni siquiera puedes iniciarlo. No puedes llevar lo particular (el fill) a lo general (la obra completa).

Y hay un daño más silencioso, casi filosófico: se pierde el “para qué”. Te vas en hoyo negro que hace que se te olvide el objetivo principal. La técnica se convierte en un fin en sí misma, y lo que antes tenía sentido, un objetivo, una pasión, una necesidad; se reduce a una coreografía precisa pero hueca. Sabes cómo hacerlo, sí, pero ya no sabes por qué lo haces.

Cuando completas las partes, no recuerdas para que eran.

Obsesionarse con las partes también puede atrofiar la visión del conjunto. Porque una habilidad no es solo la suma de sus componentes; es su ritmo, su contexto, su alma. Y sin eso, por muy perfecta que parezca, no hay maestría. Solo simulacro.

Pero todo tiene solución, solo se trata de poner los pies en la tierra en cada sesión.

Estrategias para evitar las trampas del reduccionismo

  • Alternar entre práctica deliberada y práctica integrada: Trabaja en componentes específicos, pero asegúrate de reincorporarlos regularmente al contexto completo de la habilidad. Une los puntos. También haz práctica deliberada en unir las partes. Ir poco a poco armando la cadena ⛓️‍💥🔗.
  • Usar simulaciones reales o escenarios prácticos: Práctica en condiciones que sean igual o imiten entorno real donde se aplicará la habilidad. Como en nuestro caso: Si aprendes a tocar doble pedal, intégralo en canciones y en ritmos
  • Introducir variabilidad en los ejercicios: Cambia el entorno, la dificultad, el ritmo o las condiciones para desarrollar adaptabilidad y evitar la automatización rígida. Improvisa.
  • Evaluar desde dos enfoques 🔎:
    • Zoom in (detalle técnico): Revisa la ejecución de las partes individuales.
    • Zoom out (visión global): Evalúa la fluidez, estrategia y propósito de la ejecución completa.
  • Diviértete: Cuándo juegas o estás tocando por diversión (también necesario), trata de integrar lo que has aprendido, sin presiones, sin pensar en los detalles (hay un tiempo para todo).
  • Ten siempre en mente el objetivo final: Recuerda siempre cuál es la función de ese ejercicio. Ejemplo: Estoy perfeccionando el “Shuffle” para poder tocar “Fool in the Rain” de Led Zeppelin (o Rossana de Toto).

Todo es cuestión de mantener siempre un equilibrio, buscar siempre adaptar lo que se aprende y tener siempre un objetivo mayor, que cada ejercicio una pieza que arme un “¿Para qué?”, un “todo”.

Se trata de unir los puntos, ligar una cosa con la otra y saber que cada ejercicio que practicamos en individual, forma parte de una “totalidad”, de un sistema.

Obstáculos comunes y cómo vencerlos

  • Esfuerzo mental alto: la práctica deliberada cansa más que tocar libremente. Solución: sesiones cortas, detalle en cada parte y descansos programados. Siempre se debe de tener la sensación de que “es difícil”.
  • Falta de motivación: La misma sensación constante de dificultad, puede llevar a frustración. Por eso, conecta tu meta con algo musical que te emocione (ej. dominar un groove de funk que siempre soñaste y que está en una canción que siempre soñaste tocar). También ayuda a ser consciente de que hay muchas cosas que ya no son tan difíciles como se creía antes.
  • Miedo al error: recuerda que la equivocación es parte del método. Cada fallo es una nueva enseñanza. Justo para eso es la práctica deliberada: Saber detectar los errores para corregirlos. Entre más errores, más oportunidad de mejora.
  • Conformismo: evita quedarte en lo que ya te sale. La clave es siempre desafiarte. Como leíste en el primer punto de esta lista: Siempre debe se de tener la sensación de que “es difícil”.

La Humildad de ser siempre un Aprendiz

Uno de los pilares silenciosos de la práctica deliberada es la humildad.

Requiere aceptar que, aunque tengas años tocando, siempre habrá algo básico por mejorar. La verdadera maestría en la batería no nace de creerse experto, sino de mantener la mente de principiante siempre: estar dispuesto a volver al rudimento más simple, al golpe más elemental, y trabajarlo con la misma seriedad que si fuera tu primer día.

Toda materia, por más simple que parezca, va a tener siempre partes que deben ser aprendidas y practicadas. Tómalas siempre con la mayor seriedad.

Como el cuento de la Tortuga y la Liebre 🐇🐢. Por subestimar algo que se cree se tiene dominado, asegurado, caemos en zona de confort y eso lleva a los errores en momentos que jamás pensaríamos.

La prepotencia es la peor enemiga.

La Diversión, la Desconexión y la Dispersión unidos a la Práctica Deliberada

Después de todo, el fin y objetivo por el que aprendemos a tocar batería es para divertirnos y disfrutar de hacer eso que tanto nos apasiona y emociona.

La práctica deliberada es solo una herramienta que nos ayuda a poder hacer eso que amamos y disfrutamos, de la mejor manera. Es muy importante, sí, pero no es el objetivo, es solo un medio.

Acá es donde entra en juego la dispersión, la desconexión y principalmente, la diversión.

Te explico cada una para que te quede más claro:

La Dispersión

Practicar con intención, claro. Pero ojo: no todo se cuece mientras estás dándole al pad o reventando la batería, si lo haces sin parar, vas a saturarte. A veces, lo más productivo que puedes hacer después de 30 o 60 minutos de práctica intensa… es simplemente parar. Sí, soltar las baquetas y dejar que el cerebro respire un rato.

Ese respiro no es vacío: es dispersión mental.
Ese rato en el que no hay plan, ni meta, ni metrónomo. Solo vos caminando, mirando por la ventana o lavando los platos mientras tu mente se va por libre. Y ahí, justo ahí, empieza la alquimia sin que lo veas.

Le llaman “red por defecto” en neurociencia: una red cerebral que se activa cuando no estás haciendo nada en particular, pero en realidad está haciendo mucho. Es la que une cabos sueltos, mezcla recuerdos con intuiciones, y saca a flote ideas que no podrías forzar ni aunque te pasaras cinco horas en el pad.

Porque si solo te qquedas en la práctica enfocada, puede que afines la técnica hasta sonar perfecto… pero sin alma y cosas que no te salen, se van a empecinar en no hacerlo hasta que descanses.

La dispersión mental, ese “medio tiempo” invisible, es donde lo que aprendiste se acomoda, se mezcla, y muchas veces, se transforma en música de verdad. La que no solo suena bien, sino que dice algo. En donde el cerebro, solito, hace el trabajo que hace falta.

Estrategias para aprovechar la dispersión mental

  • Haz pausas conscientes: tras 30-60 minutos de práctica intensa, desconecta 5-15 minutos. No agarres el móvil; camina, mira por la ventana, juega con tu mascota y respira.
  • Permite el “no-foco”: no intentes resolver nada, deja que las ideas fluyan sin buscarlas. No las juzgues, deja que lleguen y se vayan como una pluma que viaja en el aire.
  • Confía en tu cerebro: durante ese descanso, tu mente repite lo practicado en segundo plano y lo asienta más rápido. Es como cuando se actualiza tu móvil o pc, no miras nada, pero por dentro está sucediendo de todo.
  • Espera los momentos “¡ajá!”: esos fills que parecían imposibles o ese patrón de bombo incómodo suelen aparecer solos al volver de la pausa. ¡Es algo tan real!
  • Integra lo nuevo jugando: cuando retomes, toca sin presión, improvisa con lo que haya surgido. Ahí la creatividad se une con la técnica.

La Desconexión Consciente

Esta viene siendo como “la Dispersión”, pero a un plazo mayor. La dispersión es de minutos ⏱️, la desconexión es de días, hasta semanas📅.

Practicar con ganas, sudar cada nota, presionarte en cada detalle, dejarlo todo en el pad… claro que sí, imprescindible. Pero cuidado con confundir intensidad con progreso. No te vayas a quemar, más bien.

Porque hay momentos en los que, para seguir creciendo como baterista, lo más sabio que puedes hacer es dejar las baquetas a un lado. Darte permiso para desconectar 🏖️.

Eso es la desconexión consciente.
No tiene nada que ver con la pereza. Al contrario, es una jugada estratégica: salir del ruido para volver con más oído, más energía, más ganas. Es ese espacio donde el cuerpo se recompone, la mente se aclara y las emociones, que también tocan, encuentran su lugar.

Y ojo, porque cuando la ignoras, se nota.
El toque se vuelve automático. La práctica, una obligación. Y lo que antes era pasión empieza a sentirse como una mochila cada vez más pesada. Podés acumular horas y más horas, pero sin pausa, todo se empantana: el sonido se apaga, las ideas se repiten, la motivación se deshace sin que te des cuenta.

Así que sí: practicar es vital, de eso se trata este artículo. Pero saber cuándo parar también es parte del arte. Porque a veces, el silencio bien elegido vale más que cien golpes en medio del estrés.

Estrategias para aplicar la desconexión consciente

  • Tómate un día libre: dedica al menos un día semanal sin tocar. Tu cerebro procesará lo aprendido en segundo plano y volverás con técnica más asentada.
  • Regálate vacaciones musicales: unos días sin baquetas pueden desbloquear pasajes que parecían imposibles. Además, de que vas a volver con más ganas.
  • Cambia de contexto: escucha géneros distintos, lee, haz ejercicio o sal a la naturaleza. La inspiración viene de fuera del ensayo.
  • Cuida el ruido digital: limita pantallas y notificaciones; tu creatividad necesita silencio.
  • Renueva la emoción: cuando vuelvas, toca por puro gusto, sin presión, recordando por qué empezaste a tocar.

La Diversión: Diviertete tocando

Esta no requiere mucha explicación.

Toca tus canciones favoritas, oca covers de tus canciones favoritas, invéntale ritmos a las canciones que no tienen batería, toca las canciones con ritmos e ideas propias. En fin, juega y diviértete.

Ensaya con tus amigos, únete a otros músicos y practiquen un jam, sin presiones, sin quejas.

La diversión relaja tu cerebro y con la práctica libre, la mente comienza a unir puntos, a hacer conexiones de lo que ensayaste en la práctica deliberada. Se comienza a armar tu arsenal, comienza a resurgir y ser cada vez más fuerte “tu propio sonido”

El único cuidado que debes de tener con la Diversión es no abusar de ella y olvidarte de lo demás, porque es adictiva, es hermosa y sin presión. Si te quedas colgado en ella, vas a retroceder.

Que sea solo un oasis en medio del trajín.

Bonus: Estado Hipnagógico y la Siesta Creativa 💤

Esta técnica la puedes aplicar a la batería (o a lo que gustes). La practicaban las personas que revolucionaron el mundo, entonces, ¿qué mal no va a hacer a nosotros?

Se cuentan las historias de que ellos, Einstein, Alba Edison y Salvador Dalí dormían con un objeto en la mano y cuando justo se comenzaban a dormir, el objeto caía y despertaban. Se dice que ese es el justo momento en el que se liberan las ideas más revolucionarias y se solucionaban muchos bloqueos mentales.

Eso también lo menciona Quincy Jones en su libro “12 notas: Sobre la vida y la creatividad“. Otro librazo altamente recomendado. Con Quincy, quien hacía uso de esta técnica, se asemeja más a nuestra rama, la musical.
Puedes aplicarlo a un ejercicio que no te sale o cuando estás componiendo la batería de una canción.

A veces, la mejor forma de avanzar no está en repetir un patrón cien veces, sino en dejar que tu mente haga el trabajo en un estado distinto: el hipnagógico 😴🥁. Ese instante entre la vigilia y el sueño, usado por genios como Dalí y Edison, puede convertirse en un recurso clave para cualquier baterista que busque superar bloqueos, encontrar grooves originales o consolidar técnica.

Lo profundo de este estado es que conecta con lo subconsciente: no solo se trata de tocar mejor, sino de sentir la música con otra claridad. La siesta creativa es una puerta breve, pero poderosa, hacia soluciones y sensaciones que no aparecen con esfuerzo consciente.

Estrategias para aplicar la siesta creativa

  1. Práctica deliberadamente, de manera normal. Ya sea creando una nueva canción o superando un obstáculo.
  2. Cuando algo no te salga y no haya manera de superarlo, preparate para la siesta.
  3. Prepara tu entorno: siéntate cómodo, sostén una baqueta en la mano y deja que caiga al suelo cuando entres en sueño ligero; ese sonido será tu despertador natural.
  4. Capta las ideas al despertar: ten a mano libreta, grabadora o la batería lista; lo que surge se esfuma rápido si no lo registras. Ponte en acción tan pronto te despiertas.

No es brujería ni una excusa para holgazanear: es una estrategia afinada.
La siesta creativa no compite con el trabajo deliberado; lo complementa.

Cuando te permites entrar en ese umbral raro, entre la vigilia y el sueño, donde todo flota y nada se fuerza, algo se acomoda.

Sin hacer nada “productivo”, tu cerebro empieza a resolver por su cuenta: aparece ese movimiento que no te salía, ese ritmo que no sabías que llevabas dentro, esa forma de tocar que se siente más tuya.

Dormir un rato, aunque suene a capricho, puede ser lo más lúcido que hagas por tu música.

Porque no solo descansas: conectas con tu creatividad, con tu cuerpo, con ideas que estaban ahí, pero tapadas por el ruido del esfuerzo constante. Por la presión.

Así que si un día te sientes estancado, no siempre se trata de practicar más. A veces, el siguiente gran paso llega cuando cierras los ojos… y dejas que algo nuevo se despierte

Saber Cuándo ya es Suficiente, en qué Enfocarse y encontrar Equilibrio

Después de todo, la práctica deliberada no está pensada para convertirte en una máquina de productividad, ni mucho menos para llenarte la cabeza de metas sin fin, que generan ansiedad.

No se trata de hacer más por hacer. El sentido es más profundo: avanzar con dirección, disfrutar cada paso, aunque sea lento, y crecer de manera consistente, sin que se apague la chispa que te mueve.

Porque, al final, gestionar objetivos no es una meta en sí misma. Es solo un medio, una brújula que te dice en dónde estás y cuál es el siguiente paso. Y para lograr eso, hay tres aprendizajes que valen oro: saber cuándo parar, entender que no puedes con todo (y no pasa nada), y, sobre todo, aprender a bailar con ese equilibrio inestable pero necesario entre ambición y bienestar.

Déjame contártelo con calma:

Saber parar a tiempo

Practicar con intención, claro que sí. Pero cuidado con caer en la trampa de los objetivos perpetuos. No todo lo que empieza tiene que durar para siempre. Hay momentos en los que insistir no significa avanzar, sino desgastarse poco a poco, como una baqueta que se le van desprendiendo pedacitos de madera hasta que se rompe.

Porque, aunque nos hayan enseñado que rendirse es fracasar, a veces lo más inteligente no es empujar con más fuerza, sino soltar a tiempo, saber cuando es mejor pasar a algo más productivo. Elegir que dejar ir también es una forma de avanzar. No es rendición: es estrategia con visión.

Señales de que es momento de parar y pasar a otro ejercicio:

  • Objetivo inalcanzable: si la meta era poco realista desde el principio, seguir insistiendo solo quema energía. Define ejercicios retadores pero accesibles, para ello fragmenta más el objetivo.
  • Propósito obsoleto: lo que antes tenía sentido, ahora no. Si ya no conecta contigo, déjalo ir. O si sientes que ya no es necesario.
  • Estancamiento real: aplicaste retroalimentación, descomposición, análisis, y nada. Puede que ese no sea tu objetivo hoy. Retrocede un poco, no te sientas mal, cuando vuelvas a ese ejercicio muy probable ya no te sea tan difícil.
  • Agotamiento: si más que motivarte, el objetivo te drena, no lo fuerces. Aplica lo de Dispersión, Desconexión y Diversión.
  • Coste de oportunidad: ¿y si ese tiempo invertido en este objetivo, lo usas en otro con más impacto? Define objetivos. Todos nos equivocamos , redefine el objetivo )ojo: pero no caigas en la pereza, no se trata de redefinir solo porque no me sale en los primeros intentos, ponte un límite de “redifiniciones” para evitar ese vicio.)
  • Prueba superada: Si el ejercicio ya se te hace fácil o no te merece esfuerzo, es la principal señal de que, felicidades, creciste, y de que es hora de avanzar hacia algo más difícil, que te cueste.

Estrategias para aplicar el “parar a tiempo”:

  • Ponle un límite claro al objetivo antes de empezar. Ejemplo: “trabajar el doble pedal hasta 140 BPM” y listo.
  • Da varios intentos reales: si tras esos intentos el avance no aparece, pasa a otro.
  • Evalúa con honestidad: pregúntate si vale más seguir ahí o invertir en otra habilidad. Analiza el objetivo principal, analiza cuál ejercicio te acerca más a lo que quieres.

El riesgo de querer abarcarlo todo

Hay un dicho muy popular y real: “El que mucho aprieta, poco abarca.

¿Te ha pasado que te llenas de metas y al final sientes que no avanzas en ninguna? Tranquilo, es más común de lo que parece. A todos nos pasa. Las “luces brillantes” son muy tentadoras y la necesidad de dopamina es muy eficaz.

Tener demasiados frentes abiertos no es sinónimo de motivación, aunque lo parezca; en realidad suele ser dispersión disfrazada de entusiasmo.

Cuando persigues cinco, seis o más objetivos al mismo tiempo, tu energía se fragmenta, tu atención se diluye y lo que queda es una sensación de frustración. Al final, en vez de avanzar, te quedas atrapado en la sensación de estar siempre empezando y nunca llegando.

Lo que pasa si quieres abarcar demasiado:

  • Progreso mínimo en cada objetivo. Súmale si tienes que trabajar o estás estudiando en el colegio o universidad.
  • Sensación de cansancio y falta de dirección. Eso te lleva a más frustración.
  • Repetición constante de lo mismo sin avanzar. Te desordenas, se te olvidan los avances y en qué quedaste.
  • Aburrimiento o desmotivación porque nunca llegas a cerrar nada. Al final terminas abandonado todo.

La clave no está en perseguirlo todo. Está en elegir mejor, una sola meta y empeñarse en ella hasta superarla, luego ya puedes pasar a la otra. Esa es la base de la práctica deliberada.

Conclusión

La práctica deliberada no se trata de acumular tareas ni de vivir con la agenda a reventar. Se trata de hacer las cosas con intención, de mejorar paso a paso y de tener la valentía de parar a tiempo cuando toca. Elegir bien, en lugar de querer abarcarlo todo, es lo que te permite avanzar con fuerza, claridad y, sobre todo, con disfrute.

Porque sí, la técnica y la disciplina son valiosas. Pero lo que realmente importa es que sigas tocando, aprendiendo y creciendo sin desgastarte en el camino.

Al final, no gana quien colecciona más metas, sino quien se atreve a soltar lo que sobra, a elegir lo que importa y a avanzar con propósito.

Al final, de eso trata la práctica deliberada y la ciencia lo respalda: desde los estudios clásicos de Ericsson hasta las validaciones más recientes con bateristas y músicos de todos los niveles, sabemos que lo que marca la diferencia no es la cantidad de horas acumuladas, sino la calidad consciente de cada minuto. Más valen 15 minutos concentrados que 2 horas “tonteando”.

En resumen, la práctica deliberada es trabajar detalladamente en los puntos y errores pequeños que son la base para poder avanzar de manera consistente. Como dice el refrán: “poquito, pero bendito” o como se dice en inglés “Less is more” (Menos es más) o mejor dicho: “pequeño, pero fino”.

Esto se llama construir sobre bases firmes.

Para culminar con los refranes: “El que mucho aprieta, poco abarca”. Justo eso es lo que evita la Práctica deliberada.

Si conviertes tu rutina en este laboratorio personal, cada golpe contará, y tu evolución será clara tanto en el pad como en el escenario.

Claro, aparta siempre un tiempo para divertirte y practicar cosas por diversión o curiosidad, toca tus canciones favoritas, tampoco se trata de ser tan cuadrados. Lo importante es que sepas definir cuál es el tiempo para cada cosa.

¡Felices beats!

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